jueves, 29 de mayo de 2008

Jornada Temática (Parte I): BUSCANDO UNA NUEVA FANTASÍA

Muchas veces he intentado escribir este artículo. Doy fe de ello. En numerosas ocasiones me he sentado en la silla delante del ordenador, he abierto un documento de word y, con aire decidido, me he dispuesto a llenar páginas en blanco vertiendo las innumerables experiencias vividas tras sumergirme en tan complejos y maravillosos mundos. En algunos de esos momentos, incluso, he llegado a escribir algo. Tenues gotas de amor derramadas en forma de frases, engarzadas con las palabras más sentidas que habitan en mi interior pero que, a la postre, no terminaban de satisfacerme. Al poco tiempo pensaba: “Joder, no es suficiente. No es suficiente ni de coña”. Y así, vencido y despojado de toda ilusión, agachaba la cabeza compungido y separaba mis temblorosas manos del teclado, sintiendo la impotencia suma que me embargaba. Había fallado estrepitosamente.

Sin embargo, esta vez va a ser la verdadera. Siempre he deseado hablar de la saga más prolífica de la era moderna de los videojuegos y, lo que es más importante, mi saga de videojuegos preferida. Una serie que me ha acompañado desde que, hará 11 años –Diciembre de 1997-, me comprara un juego desconocido y extraño que recibía el nombre de “Final Fantasy VII”. Un juego que adquirí sin saber exactamente qué era lo que me llevaba a casa; simplemente buscando un mero sustituto, un divertimento pasajero que llenase mi enorme apetito tras el vacío que me había dejado el fin de la Época Dorada de las Aventuras Gráficas. Cabe decir que fue eso y mucho más, sin duda.

A continuación os atormentaré con mis (no tan) breves opiniones acerca de los juegos que conforman dicha serie. Quizás no os interese en demasía, pero siempre se aprende algo con estas cosas y, qué leches, puede que os entre el gusanillo y le deis una oportunidad a alguno de los juegos. No hace falta que os lo leáis del tirón –si es que llegáis a leerlo-, pues sé con certeza que no compartís con tanto ímpetu el interés que yo tengo por tan gloriosa serie. Dividiré el macro-artículo por entradas, ya que es algo extenso y lo veo algo bestia el colocarlo todo en una sola actualización.

Pues nada, acomódense señores. El espectáculo está apunto de comenzar.



Final Fantasy I: La primera última fantasía.


Fue el principio de todo, y como en cualquier otro principio, siempre hay un motivo. Corría el 1986 y SQUARE, la empresa creadora del juego, se encontraba en números rojos y estaba al borde de la quiebra. Sólo tenían una oportunidad, la última esperanza de conseguir levantar el vuelo de nuevo y así poder continuar en un mundo tan exigente y cruel como es el de los videojuegos. Así pues, se lo jugaron todo a una última carta: decidieron sacar en 1987 un juego innovador y revolucionario, que les llevaría al éxito o a la derrota absoluta. Le pusieron de nombre Final Fantasy. Un nombre, sin duda, totalmente acorde a la situación en la que se encontraban.

Por suerte para ellos, sin embargo, el juego fue un rotundo éxito. La empresa pudo continuar en el mundo de los videojuegos, haciendo de Final Fantasy el buque insignia de la compañía y permitiendo que pasara de ser una empresa modesta en la época a convertirse en unas de las más importantes del panorama actual.

Por otra parte, el juego en sí era verdaderamente revolucionario. Se convirtió en un juego pionero, marcando época y fundando el que, más adelante, se llamaría género de los RPG’s. Crearía un formato que se copiaría continuamente años después –y no sólo por las secuelas del propio juego-. Su principal distintivo fue el de los llamados “combates por turnos”, un sistema de batalla basado principalmente en el uso de comandos y dando más importancia a la estrategia, en detrimento de la acción y habilidad más habitual en otros juegos como el Zelda –los llamados Action RPG’s-.

Pero no sólo triunfó por las comentadas innovaciones. Una historia atractiva –aunque mucho menos compleja que en juegos posteriores- y una música pegadiza –la NES no daba para mucho, de ahí el mérito-, también ayudaron al triunfo final de dicho juego.

Al final, los chicos de SQUARE se dieron cuenta de lo que habían creado. Con este juego, supieron que se habían labrado un futuro dorado y lleno de éxitos. No sólo crearon un juego que les salvaría de la quema. También crearon un estilo nuevo, renovando el género de los juegos de rol. Sabían que el repetir esta fórmula les permitiría avanzar y avanzar hasta llegar a lo más alto del mundo videojueguil. Lo tenían todo para triunfar. Y, desde luego, no se equivocaron.




Final Fantasy II y III: Preludio de las verdaderas odiseas.


Las dos siguientes entregas de la saga sirvieron para afianzar el éxito de la empresa, siendo igualmente rotundos éxitos, pero sin apenas evolucionar con respecto al primer juego de la saga. Sirvieron simplemente para afianzar la saga y darle un mayor reconocimiento en el país nipón –ninguno de los dos juegos saldría fuera Japón-. En mi opinión, las dos peores entregas de la saga, principalmente por ser peores que sus sucesoras y por no tener el factor de originalidad e innovación que poseía el primero de todos. Sin embargo, cumplieron su cometido, y es que hicieron de enlace entre el inicio de la saga y el comienzo de la época dorada de la serie, donde verdaderamente se vería la calidad que albergaría esta saga, así como el motivo por el cuál es realmente tan valorada.

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