jueves, 4 de septiembre de 2008

Un hombre llamado Azar




Yo era un hombre de múltiples tonalidades nacido en mundo gris. Mi existencia era una mofa, una burla cruel hacia el resto de seres vivos. Mi alumbramiento, una venganza divina hacia la humanidad. Nací en lugar desconocido, criado por nadie. Solitario e infeliz recorría el mundo. Era un hombre sin ascendencia, sin nombre y sin esperanza. Mi maldición era mi único patrimonio.

No sería hasta los 7 años cuando descubrí en qué consistía ese maleficio. Sucedían cosas extrañas a mi alrededor continuamente, pero eran demasiado aisladas y yo demasiado pequeño para percatarme de ello. Sin embargo, ocurrió un hecho extraordinario. El barrio en el que vivía eran un criadero de pordioseros, ladrones, asesinos, prostitutas y gente de la peor calaña. Era la escoria de la sociedad. Pero yo era feliz. Un día, vino un pelotón de la guardia decidido a detener a toda la gente y llevársela. Después pensaban quemar todo el barrio para no dejar ni rastro. Para dejarnos sin hogar. Ya cuando iban a llevarse a todo el mundo, me asomé desde el barril en el que me hallaba escondido y, temeroso pero empujado por la ingenuidad y esperanza que da la juventud, me encaré a ellos y les dije simplemente: "Marchaos. Marchaos, por favor". Y se fueron. Atónitos nos quedamos todos, yo inclusive, cuando todo un regimiento de la Guardia obedeció la orden de un crío vagabundo, harapiento y lleno de heridas. Y qué decir de lo que siguió. Durante una semana, fui todo un héroe.

Hasta que cambiaron las tornas, sólo siete días después. No sé por qué caprichoso motivo, los hilos que mueven las vidas de las personas bailan a un son desconocido cuando me hallo entre ellas. Porqué mi presencia provoca el caos entre la gente que me rodea. Porqué les hace paladear una esperanza imposible y luego se la quita de un plumazo dejándoles todavía más hundidos en el fango de lo que estaban anteriormente. No lo sé, pero el caso es que por primera vez me odié. Auque no sería la última. Todavía estábamos disfrutando de nuestra bendita suerte, cuando el destino quiso devolvernos el golpe para tumbarnos definitivamente. Ese día, de improviso, la peste asoló el barrio. Una peste incurable, muy virulenta y contagiosa, que pese a matar muy lentamente lo hacía de forma terriblemente dolorosa. Afectó absolutamente a todo el barrio. Excepto a mí, por supuesto. De héroe pasé a ser un villano, y tuve que huir de allí para evitar ser asesinado y lapidado por una hueste de muertos en vida cuya corta existencia se limitaba a nada más que incubar odio e ira entre continuos y dolorosos estertores. Fue ahí cuando abrí los ojos definitivamente.

A partir de entonces, todo fue a más. Allá por donde pasaba, situaciones irregulares y surrealistas ocurrían día sí y día también. Mis deseos no importaban, simplemente era mi presencia la que provocaba aquel desorden continuo en la vida de los demás. El dolor por saber que todos esos actos viles eran culpa mía era superior al orgullo por las acciones benignas que provocaba. La impotencia era una sombra que se aferraba a mí incluso en la más profunda oscuridad. Es muy triste querer hacer algo y no poder. Pero más triste es querer, poder, y aun así ser incapaz de conseguirlo.

Intenté suicidarme en multitud de ocasiones. En una ocasión, me tiré desde lo más alto de un edificio. La recompensa fue fracturarme las piernas, varias costillas y un dolor indescriptible de propina. No volví a intentarlo. Me intenté cortar las venas varias veces pero sobreviví, despertando en un hospital varios días después y con la enfermera contándome que fui descubierto por el cartero, o por el vecino, o por el técnico de la luz, cualquiera de ellos valía. Dos veces me tiré al mar. Las dos veces llegué a la orilla, inconsciente y pálido, para ser reanimado por algún viandante casual que se encontraba a aquella horas intempestivas paseando por el lugar. "Menuda suerte amigo", solían decirme. Ante eso, sólo podía reírme amargamente.

Intenté pensar y pensar, hallar una respuesta al enigma que era mi vida, y deseoso de solucionar el problema intenté comunicarme. Desesperado, me propuse pedir auxilio a los demás, descubrir pistas que me ayudasen a poder vivir con normalidad tal y como ellos hacían. Y finalmente, sin darme apenas cuenta, conseguí hallar la respuesta. Sólo tenía que hacer una cosa: nada. Debía continuar precisamente con lo que estaba haciendo. Vivir como si fuera una persona normal; aceptarme a mí mismo sin restricción ninguna. Valorarme tal y como soy. No puedo hacer nada para cambiar, así que deberé vivir con ello por el resto de mis días. En aquel instante, el medio para conseguir el fin se convirtió en un fin en sí mismo.

El proceso no fue fácil. El sentimiento de culpa seguía arraigado dentro de mí. El corazón me dolía por cada acción, y más me dolía por pensar en las que vendrían después. No, definitivamente no fue fácil. Pero conseguí sobreponerme. Tras mucho tiempo de sufrimiento, llegué a ser dueño de mi propia consciencia. Por fin, después de estar años dando tumbos por el mundo como un alma en pena, conseguí mi objetivo y llegué a evolucionar. Me relacioné con algunas personas, me hice amigo de unas pocas. En poco tiempo conseguí un trabajo, un hogar estable y un lugar en la sociedad.

Y encontré al amor de mi vida.

Pasó algo de tiempo. Todo iba como nunca, era verdaderamente feliz. Le conté a mi pareja sobre mi terrible pasado. Aún recuerdo la conversación tras contárselo. "¿No te molesta?" Le pregunté. "¿El qué?" Me respondió. "Mi poder. Mi maldición. Ya me entiendes. Lo que sea eso". Como respuesta, únicamente una sonrisa. La sonrisa con la que me embaucó la primera vez. Y más tarde me dijo, la cara seria pero con la risa reflejándose aún en sus ojos: "¿Sabes? Podrías llamarte Azar. Porque eres como un dado gigante que han tirado al mundo y al que todos miran expectantes, conteniendo la respiración, porque no saben dónde caerá ni cuál será el resultado". Tan absurdo sonaba, que nos reímos durante un buen rato. Desde entonces, sin embargo, accedí a quedarme con ese nombre.

Pero una vez más, el mundo tenía preparada una última y gran broma cruel. La peor de todas. Cuando mejor me iba todo, cuando por fin me encontraba vivo, algo ocurrió definitivamente. Mi propio nombre se volvió en mi contra. Una tarde idílica en un paisaje de ensueño. Nos fuimos de merienda a un verde prado, con un pequeño río que serpenteaba libre por el lugar y lleno de flores por doquier. Comimos y hablamos, reímos y nos besamos. Hicimos el amor bajo el sol estival. En un momento de la tarde, no recuerdo cuando, mi acompañante se subió a unas rocas bajas que había en un lugar del prado. Me instó a que subiera y, pese a mi reticencia inicial, al final opté por seguirle la corriente. Era un lugar fácil de escalar, sencillo hasta para un crío, pero aun así debería haberlo adivinado. Cuando estaba apunto de terminar la escalada, una piedra se soltó a mis pies y se cayó. Esto hizo que me resbalara y que, pese a encontrarme unos segundos aguantándome con las manos, al final no pudiera evitar despeñarme. La caída no era en sí excesivamente peligrosa, pero una vez más, los hados impusieron su voluntad y al caer logré golpearme en la cabeza con la piedra que se había desprendido segundos antes. Momentos de confusión. Lo último que recuerdo fue su llegada. Estaba preocupada y asustada por la caída. Las lágrimas le corrían por las mejillas. Me hablaba y hablaba, mas no podía oírle. Conseguí sonreír, pero no debería ser muy convincente, porque se volvió todavía más inquieta y nerviosa. Intenté decirle algo, sin embargo las palabras no me salían. Fue entonces cuando me di cuenta de que iba a morir. Hubiera querido reírme, de mí y de mis vanas esperanzas, pero me dolía demasiado para hacerlo. Había intentado burlar la maldición y sin embargo ella acabó burlándose de mí. Qué puta es la vida.

O, ahora que lo pienso mejor, puede que no sea así. Durante un tiempo, conseguí sobreponerme a mi maldición y tener una vida normal. Conseguí hacer realidad todo lo que había deseado; quizás no duró mucho, pero no me arrepiento ni por un instante de nada. El destino, confundido, no pudo hacer nada contra mí, no podía derrotarme. Así pues, vencido y despojado de su control sobre mí, no tuvo más remedio que matarme. Sí. Te he ganado, seas lo que seas. Aunque haya sido una victoria agridulce.




Abro los ojos de nuevo. Ella ya no grita, consciente de la situación, y sólo se dedica a mirarme fijamente, los ojos rojos de tanto llorar. Probablemente a la espera de que ocurra algo. Pero esta vez no sucederá nada, lo sé con certeza. Así pues, pese a no quedarme fuerza ninguna, pese a que las ganas de dejarme llevar son inmensas, hago un último esfuerzo antes de morir y le susurro con voz entrecortada: "Te quiero".

jueves, 7 de agosto de 2008

Jornada Temática (Parte IV): BUSCANDO UNA NUEVA FANTASÍA

Final Fantasy VII: El verdadero Final Fantasy.


Probablemente este sea el juego de la serie del cual más hable. Por muchos motivos. Por ser mi juego favorito. Por ser, probablemente, uno de los juegos más revolucionarios de la historia de los videojuegos –si obviamos los inicios de este medio de ocio, con los “Pong”, “Pac-man”, “Space Invaders”, “Tetris” y compañía-. Por triunfar como hasta ese momento no lo había hecho un juego en Japón, y por influir brutalmente en el mercado de América y Europa, donde el impacto fue terrible. Y, finalmente, por los “problemas” que causó su salida, con enfrentamientos entre compañías inclusive.

Ya desde antes de su misma aparición, este juego demostró que iba a ser muy diferente al resto. En un principio, y siguiendo con la tradición, iba a aparecer en la consola de Nintendo que triunfaba en aquellos momentos –en este caso la N64-. Sin embargo, el hecho de haber sido realizado aprovechando al máximo las tecnologías punteras del momento –inclusión de vídeos y gráficos 3D- produjo que los requisitos fueran considerablemente altos. Desde luego, el arcaico sistema de cartuchos de la consola de Nintendo iba a tener muchos problemas para ejecutar el juego. Así, aprovechando las discusiones, SONY apareció y consiguió hacerse con los derechos de la saga de rol. No hace falta decir que este sublime movimiento sería vital para aumentar todavía más el éxito de esta consola, sobretodo en América y Japón –en Europa apenas se conocía algo sobre los Final Fantasy, pero en un futuro cercano también se notaría la influencia- y, de paso, robarle algún consumidor a la compañía rival.

La gran baza de este juego, sin duda, fue el sorprendente argumento que poseía. Complejo, extenso y exigente como no se había visto antes en un videojuego. Una lucha a nivel mundial entre una macro-compañía y un grupo terrorista, que llega a desembocar en un enfrentamiento total entre “tecnología y naturaleza”. Pero aunque en un principio simplemente parecía que la historia iba a quedarse en esto, nada más lejos de la realidad. Pronto aparecerá el que será el verdadero enemigo, un hombre llamado Sephiroth, héroe de antiguas batallas, admirado y respetado a partes iguales, que descubrió cuál es realmente su ascendencia y, sabiendo qué ocurrió con su gente, decide tomar el camino de la venganza contra el planeta y toda la especie humana.

Cloud, el protagonista del juego, es un mercenario que anteriormente había sido miembro del grupo SOLDADO –grupo de élite perteneciente a la compañía SHINRA- y que, tras unos hechos acaecidos años atrás, se convertiría en un guerrero solitario que trabajaría al mejor postor. Y este postor sería precisamente el grupo terrorista AVALANCHA, que desea derrotar con todas sus fuerzas a dicha compañía la cual está explotando la energía de todo el planeta para provecho propio. Y así es como empieza la aventura… pero se debe recordar que sólo es eso, el comienzo de una odisea de proporciones colosales. Y es que según avancemos, comprobaremos que la trama se complica continuamente, según aparezcan nuevos personajes y sepamos más detalles de sus propias historias, añadiendo cada vez más información a la ya de por sí trillada trama.

Y ese es otro de sus puntos fuertes: los personajes. Ya en anteriores versiones de la saga se habían creado personajes bien definidos y cada uno con su respectivo pasado –sobretodo en la maravillosa sexta entrega-, pero en este caso el desarrollo de estas subtramas es todavía más complejo, entrelazándose en muchos casos y teniendo una relevancia notoria con respecto a la historia principal. Incluso los personajes ocultos –no es necesario encontrarlos para pasarse el juego- tienen su propio pasado y su descubrimiento permitirá aportar más información extra a la complicada trama. Pero hay todavía más. El hecho de que manejases a unos determinados personajes permitía aumentar la afinidad hacia ellos, gracias a lo cual podías descubrir aspectos de su pasado que desconocerías si no estuvieran en tu grupo. Esto conllevaba que, si decidías jugar con otros personajes en otra ocasión, podrías descubrir otras cosas diferentes, haciendo que la experiencia fuese distinta. O incluso si te daba por visitar un lugar en un determinado momento de la trama, podías lograr descubrir detalles que se podrían haber pasado por alto. Todo esto permite que, aunque te hayas pasado el juego infinidad de veces, es muy probable que en la siguiente partida vivas situaciones totalmente nuevas a las anteriores.

Pero no sólo la historia y los personajes han hecho de este un juego revolucionario. Hay otras muchas cosas a destacar. Otras innovaciones que hicieron de este juego una experiencia única hasta la fecha, una vivencia tan intensa que era capaz de dejarte sin aliento en más de una ocasión. Por ejemplo, cuando se realizaba un flashback o se narraba alguna historia del pasado, aún en esos momentos podías ser capaz de manejar a tus personajes y pasear por tus propios recuerdos con libertad. El hecho de poder manejar a Sephiroth en uno de ellos no tiene precio. Otro ejemplo, la enorme cantidad de extras del juego: monstruos que se pueden derrotar de forma optativa, lugares a visitar, historias que desentrañar, gente que conocer, magias y armas por descubrir, personajes nuevos que manejar… y, sobretodo, la visita de un parque de atracciones lleno de minijuegos y situaciones fuera de lo común que te permitirán alejarte por un tiempo de la “sufrida” misión y divertirte un buen rato sin exigencia ninguna.

Y, por último, no hay que olvidar la ambientación. Un mundo enorme, lleno de pueblos diferentes, de razas dispares y de lugares inverosímiles. Desde la futurista Midgar a la exótica Wutai, pasando por la turística Costa del Sol, la militarizada Junon, las humildes Nibelheim y Cañón Cosmo, la inhóspita Corel o el acogedor Valle de Íciclo, entre muchas otras. El hecho de visitar el anteriormente mencionado parque de atracciones o la misma Wutai, donde son casi ajenos a todo lo que ocurre en el exterior, es un claro ejemplo de la magnífica ambientación, haciendo de ese mundo algo vivo y complejo, en el que cada uno tiene sus propias preocupaciones y las cuales no siempre coinciden con las tuyas.

Este juego ha conseguido satisfacerme como nunca otro lo ha hecho. Me ha dejado recuerdos imborrables que nunca podré olvidar. Entre dichos recuerdos –uno de tantos- se halla la sensación de grandiosidad que sentí cuando, una vez se sale de la primera ciudad del juego –Midgar, una ciudad enorme y futurista- y contemplas el mundo exterior, te das cuenta de que pese a todo el camino que llevas a tu espalda “todo esto no es sino el comienzo de algo mucho más grande, algo de una enormidad que llega a abrumar”. Y es ahí cuando te das cuenta de lo que este juego promete verdaderamente. Pero atesoro muchos más recuerdos, grandísimos momentos vividos en el Mercado Muro de Midgar, o en Nibelheim, Canón Cosmo, las nieves del Norte y muchos más que no comento por no destrozar el argumento. Por supuesto, no me iba a olvidar del último video del primer CD. Probablemente la escena más impactante, bonita y dura que he visto jamás en un videojuego.

En fin. Me extendería mucho más, pero creo que ya es hora de pasar a los siguientes capítulos. Siento ser pesado, pero tenéis que entenderme. Cuando hablo de este juego, me embarga una emoción única. Cada vez que lo vuelvo a jugar desde el principio, me siento como si estuviera recordando algo que ha formado siempre parte de mí. Visitar de nuevo lugares a los que fui hará muchos años; ver a gente que conocí tiempo atrás; rememorar hechos que ocurrieron durante otra época de mi vida. Como cuando decides coger un álbum de fotos de tu infancia, en el que aparecen escenas de tu vida que siempre has recordado y recordarás, pero que nunca más podrás vivir de nuevo. Es el único nexo de unión con una parte importante de tu pasado, añoranza en estado puro, y es por ello que tiene un valor incalculable.

lunes, 7 de julio de 2008

Desde Mundodisco con dolor

No importa lo rápido que viaje la luz; siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando.
-- Terry Pratchett, El Segador.


Escribas falaces habitan en mi mente desempolvando evocaciones ficticias. Reescriben la historia a paso de liebre, torturándome en el centro de toda creación con precisión de cirujano, modificando mi consciencia como alimañas hambrientas de existencia e impidiendo que las reminiscencias genuinas vuelvan a erigirse como heraldos de mi personalidad. Tan sólo quedarán unos leves recuerdos. Recuerdos probablemente erróneos, diminutos islotes y fragmentos de tierra de lo que anteriormente era un concurrido archipiélago de historias, sentimientos y anécdotas. Pero que ahora se hallan en un mar oscuro e inaccesible que en muchos lugares recibe el apelativo de Olvido. Las luces de la conciencia se irán apagando metódicamente hasta que a la postre sólo permanezca una vieja y ajada bombilla para alumbrar el vacío que ahora mismo es mi mente.

Todo empieza cuando una vejez incipiente te visita de incógnito, entrando sin llamar a la puerta y acomodándose para no volver a abandonarte jamás. Sobrio y distinguido, señor de bastón y bombín, al principio cortés y elegante. No molesta ni llama la atención, por lo que al cabo del tiempo uno se olvida de él. O, más probablemente, él consigue que no repares en él. Y mientras, sonriendo con benevolencia, se dedica apocado a la tarea de hurtar y destruir todos tus tesoros abstractos y bienes preciados, benditos éteres que con ahínco has guardado durante tanto tiempo. Una vez concluida la tarea, te encuentras a su total merced, por lo que aquel ser anodino puede deshacerse del disfraz que le ha permitido llegar tan lejos sin ser descubierto. Su tarea más terrible ya está terminada, pero ahora comienza el verdadero suplicio, al menos para el resto de almas afines a la tuya. La tarea de infiltración y espionaje ha sido realizada con éxito y, desbaratadas las defensas, comienza la verdadera destrucción.

Ahora liberada, la Armada Invencible no se detendrá ahí y recorrerá con total impunidad todo el océano conocido, ejerciendo su derecho a saqueo, violación y tortura contra todo ser que navegue por estas aguas. No hay posibilidad de rendición ni de redención; no hay posibilidad de victoria. No hay posibilidad de salvación. Tan solo queda esperar a que llegue el fin de la agonía y el sufrimiento. De agachar la cabeza y resignarse a lo inevitable como haría una res en el matadero. Poco a poco, la desolación se apoderará de todo tu ser e, incapaz de reaccionar, serás testigo involuntario de los planes más perversos que te han sido reservados. Una vez vacío por dentro, se procede a la cruel decadencia externa, haciendo partícipes de tu dolor a todos los que te rodean y que presencian todo el espectáculo con desagrado e impotencia. Un espectáculo dantesco y surrealista, en el que los actores minan la moral del público mientras destruyen sin contemplaciones el escenario en el que están actuando. Un espectáculo en el que tú eres ese escenario.

Y, al final, no quedará nada.

Sólo la muerte. La anhelada muerte. Suspiros de alivio entremezclados con lágrimas de dolor. Los “por fin se acabó todo” comparten mesa con los “te echaremos mucho de menos”. Una situación hipócrita, pero a veces la hipocresía es la mejor salida. La única salida.


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Homenaje oscuro y que puede parecer cruel -y quizás lo sea-, pero le aseguro que no era esta mi intención Mr Pratchett. Probablemente me haya pillado en un momento de “bajón” y derrotismo poco inusual en mí. O quizás sea una cuestión de equilibrio. Para contrarrestar el humor que desbordas incluso en las peores situaciones. Sé que aun a la hora de tu muerte -¿me permite tutearle?-, estarás contando anécdotas cachondas y chistes ingeniosos, porque ello forma parte de tu preciada forma de ser. Se te perdona. Sin embargo, me apena informarte de que es deber de tus millones de admiradores el entristecernos por ver que tu vida, siempre tan llena de energía y vitalidad, que tu alma que tanto bien nos ha hecho, expire cayendo finalmente en un vórtice de dolor, olvido e incapacidad. Lo sentimos de veras.

Te ha tocado bailar con la más fea, y especialmente lo siento por tu familia y allegados, que verán todo el proceso con una minuciosidad casi morbosa que no le desearía ni al peor de mis enemigos. Lo sé de buena tinta, te lo aseguro.

Terry Pratchett, siempre estaremos contigo. Pase lo que pase.

Y cuando La Muerte venga a visitarte, salúdala de nuestra parte.


Sobre el tema en cuestión:

Cuando se descubrió la tragedia.


Sobre el personaje en sí:

Bibliografía de Pratchett.


Algunas citas célebres de este carismático autor:

Citas célebres.

jueves, 26 de junio de 2008

El mejor video de la historia de internet

Lo acabo de ver hace unas horas. Hacía tiempo que no me reía tanto con algo semejante. Sin embargo, para poder captar toda la awesomidad de dicho video, habría que cumplir dos requisitos. El primero -recomendable pero no esencial- sería tener alguna noción de inglés para enterarse de parte de lo que dicen. Y segundo y mucho más importante, conocer a los flamantes protagonistas del video -cualquiera con un mínimo de visitas al youtube habrá conocido a gran parte de ellos-. De todas formas, os mostraré unos cuantos videos para poneros en antecedentes.


Laughing baby




Chris Crocker




Tay Zonday




Tron Guy




Bueno. Yo creo que como muestra está bien. Os he puesto el video de cuatro freaks de diferente calaña, cuyo mayor logro en la vida ha sido triunfar en el youtube haciendo gilipolleces. Ahora veremos el video en cuestión, donde aparecen todos estos energúmenos y otros tantos más. Tranquilos, a más de uno lo conoceréis. De hecho, he puesto el video de los cuatro que YO más desconocía. Y algún clásico que otro, sin duda.

Sin más, os dejo el dichoso vídeo, que no es más que un "homenaje" de los creadores de South Park a estos seres que tantos EquisDe ha provocado entre los navegantes.

Nota: Si al principio del vídeo sale algo que no se asemeja al dibujo de South Park, dejadlo unos 30 segundos o así, que lo más probable es que sea publicidad. A continuación vendrá el vídeo automáticamente.

domingo, 1 de junio de 2008

Jornada Temática (Parte III): BUSCANDO UNA NUEVA FANTASÍA

Final Fantasy VI: La historia que llegó a cambiar el mundo.

Y por fin llegamos al momento crítico, a los juegos que han dado verdadero significado al término “Final Fantasy”. Aquellos que han revolucionado totalmente el mundo de los RPG’s, convirtiéndolo por fin en un género mayoritario fuera de Japón y permitiendo a SQUARE triunfar más allá de las fronteras niponas. La sexta y, sobretodo, séptima entrega rompieron todos los esquemas habidos y por haber, entrando en el top de los mejores juegos de la historia y siendo alabados y adorados por millones de jugadores en todos los rincones del mundo.

Nada más comenzar este juego, uno se da cuenta de un par de cosas: primero, que promete tener una de las mejores Bandas Sonoras oídas jamás en un videojuego. Y no es para nada exagerado. Pese al sonido de baja calidad de la SNES, se pueden escuchar unas melodías preciosas y muy cuidadas, desde el tema principal del juego –Tina’s Theme, para muchos una de las mejores canciones aparecida en una OST de videojuegos- hasta otras como el tema de la ópera –Aria di Mezzo Carattere-, escena legendaria entre los fans, en la cual incluso se intentan simular las voces de los cantantes de ópera a golpe de sintetizador –muy innovador en su momento-. Escuché la canción y ví la escena en 2001 por primera vez y me dejó anonadado. No quiero ni pensar lo que sería verlo en la época en que salió el juego, allá por 1994.

Pero el verdadero logro de la BSO es que llega a tener un papel vital en la trama durante el transcurso del juego. Si bien los gráficos son bastante decentes para la consola de 16 bits, aún no son suficientes como para permitirnos captar los sentimientos o estados de ánimo de los personajes, por lo que se intentó paliar estas carencias mediante las melodías. Y funcionó estupendamente. Se realizaron canciones específicas para cada personaje, adecuadas a su carácter, haciendo además variaciones dependiendo de la situación en la que se estuviera en dicho instante. Hasta la llegada de los Final Fantasy, la banda sonora de un videojuego servía como simple acompañamiento, como un parche cuya única finalidad era la de llenar el silencio que siempre nos acompañaba durante la partida. Sin embargo, con la llegada de Nobuo Uematsu –compositor de la saga-, el papel de la música en los videojuegos alcanzó unas cotas de importancia como nunca antes se había conocido.

También nos damos cuenta de otra cosa al principio del juego: la ambientación es diferente. En contraposición a la ambientación fantástico-medieval de los anteriores juegos, en este caso en la pantalla se ve reflejada una especie de “Revolución Industrial”, semejante a la ocurrida en el siglo XIX.

El guión es sencillamente impecable. Pese a que la trama de la cuarta entrega era ya de por sí soberbia, el guión que nos depara el capítulo sexto de la serie deja en paños menores a sus antecesoras. Argumento envolvente y adulto, plagado de escenas memorables –no sólo la de la ópera, hay muchas más-, y que no dejará insatisfecho a nadie. Una verdadera delicia que sólo será superada por la siguiente entrega de la serie, y que no volverá a ser alcanzada –en mi opinión-, por ningún otro capítulo.

Comienza la historia hablando sobre la Guerra de los Magi, ocurrida 1000 años antes, que enfrentó a Humanos y Espers –humanos transformados en otra especie debido a la magia-, y que acabó por la separación definitiva de ambas razas. La marcha de los Espers hizo que la magia desapareciera del mundo de los humanos, lo que provocaría que estos comenzaran una evolución tecnológica que duraría hasta la época actual. Sin embargo, la mayor parte de este poder tecnológico pertenece al Imperio, gobernado por el tirano Emperador Gestahl. Pese a ello Gestahl no se conformaría sólo con el monopolio tecnológico, y pronto descubriría que existe una joven relacionada de alguna manera con los legendarios Espers, y a través de ella tiene la intención de hacerse con el misterioso poder que ostentan dichos seres. Esta joven llamada Terra será la protagonista del juego –otra novedad, ya que será el único Final Fantasy cuyo principal protagonista sea femenino- y a través de ella conoceremos muchos otros personajes, descubriremos los entresijos de la enrevesada trama y disfrutaremos recorriendo el grandísimo mundo que se nos depara este juego.

Hay que reincidir en el tema de los personajes, pues este juego posee la gama más amplia de personajes manejables de todos los juegos de la saga –contando con algún personaje que se maneja durante un corto espacio de tiempo-. Además, mientras que en el Final Fantasy anterior cada personaje podía tener la profesión que tú eligieras, en este caso cada personaje viene predefinido por una sola y posee unas técnicas y magias particulares. Esto es algo que ya ocurrió en el capítulo cuarto de la serie. Profundizando más en el tema, hay que decir que pese a la ingente cantidad de personajes, no por ello están menos trabajados y cuidados que en versiones anteriores. Para nada. De hecho, es loable el nivel de definición de estos, mostrando la enorme capacidad de los guionistas para crear personajes creíbles, profundos y complejos.

Sobre el “malo” final no hay mucho que decir. Kefka es un subalterno del Emperador Gestahl y, para resumir, diremos que está totalmente loco. De hecho, no recuerdo un enemigo más odioso que este. Pueril, cobarde, rastrero y vil son términos que lo definen perfectamente, haciendo de él un bufón trastornado con ambiciones de poder inmensas y que no se frenará ante nada, realizando lo que esté en sus manos para cumplir con sus objetivos por inmoral que esto sea –y se comprueba con creces durante el juego-. Comparándolo con Sephiroth, el otro personaje malvado por excelencia de los Final Fantasy –del FF7 concretamente-, el resultado no podría ser más dispar. Mientras que Sephiroth es carismático, poderoso y admirado por todos, Kefka es odioso, cobarde y despreciado por la gente. Aun así, está a la altura de las expectativas y el hecho de poder derrotarlo es un acicate enorme para seguir con la aventura y no dejarlo hasta que se haya finalizado el juego.

Concluyendo, el Final Fantasy VI es un auténtico juegazo. Enorme, intenso y entrañable como pocos. Valorado como el mejor juego de la historia de la SNES para muchas revistas especializadas, junto con el no menos genial Chrono Trigger. Para bastantes fans, es el mejor juego de la saga. Y lo comprendo perfectamente, porque aunque para mí se halla en un honroso segundo puesto –el primero es el 7-, he de decir que entiendo porqué la gente escoge a esta como su fantasía predilecta. Sincerándome conmigo mismo, es probable que si yo mismo hubiese descubierto la saga a través de esta entrega, hubiesen cambiado mucho las tornas. Pero el caso es que todo ocurrió así, y este hecho no se puede cambiar. El Final Fantasy VI es una auténtica maravilla, de una belleza prístina, genuina, y que probablemente se encontraría en la cumbre de la serie a nivel de calidad si no fuera porque, tres años después, saldría otro capítulo de la saga que haría temblar los cimientos del mundo de los videojuegos con su mera aparición.

jueves, 29 de mayo de 2008

Jornada Temática (Parte II): BUSCANDO UNA NUEVA FANTASÍA

Final Fantasy IV: El comienzo de la época dorada.


No sería hasta la llegada de la SNES, sin embargo, que la serie empezara a convertirse en un verdadero fenómeno de masas –al menos en Japón y América-. Para esta consola aparecerían la cuarta, quinta y sexta entrega de la serie, las cuales se encuentran entre los favoritos de muchos fans de la franquicia.

En esta cuarta entrega, encontramos un Final Fantasy mucho más complejo, largo y difícil que los anteriores, con un mayor número de personajes (el que más personajes manejables posee si no contamos la sexta entrega) y una mejora ostensible en el resto de apartados técnicos del juego. Los gráficos, aún algo arcaicos para la SNES, sí fueron superiores a los de sus anteriores versiones, y la música de Nobuo Uematsu tuvo una ligera renovación, añadiéndole a sus canciones un toque celta que se puede notar principalmente en su tema principal llamado Celtic moon, además de otras canciones de gran nivel como Theme of Love.

Pero lo que hizo que esta entrega triunfase y que, hoy día, mucha gente haga de él su Final Fantasy favorito fue su historia. Fue el primer Final Fantasy que, realmente, pueda ser llamado como tal. Esos giros argumentales, esas intrigas, traiciones, drama, amor y comedia, todo ello acompañado por personajes complejos que están a la altura de tan exigente guión en todo momento. En definitiva, por primera vez (pero no última) la historia del sería la principal protagonista del juego, relegando a un segundo plano al resto de aspectos del videojuego. Esto se perdería en parte en la quinta entrega, pero en la sexta entrega esta cualidad volvería a estar presente, y a un nivel nunca visto en ningún juego de consola con anterioridad.

Así pues, con esta entrega empieza la época dorada de los Final Fantasy, donde las verdaderas características de la saga salen a la luz para satisfacción de todos los poseedores de la consola de 16 bits de Nintendo.



Final Fantasy V: Epopeya maravillosa pero atípica.


Pasa el tiempo y el número de fantasías finales va aumentando, ganando en calidad, prestigio y aficionados. Sin embargo, esta quinta entrega tuvo algunos problemas a la hora de versionarlo, por lo cual no fue exportado a América como sí ocurriera con la cuarta o con las siguientes secuelas.

Este Final Fantasy, en el que manejamos únicamente a cinco personajes, fue criticado por tener una trama algo más corta que en la anterior versión, pero aún así tuvo buenas críticas y, por lo general, agradó a la mayoría de fans de la saga. Lo que sí tuvo un rotundo éxito fue el sistema de combates, en mi opinión el mejor de todos los juegos que han salido hasta ahora, y que se caracterizaba por el llamado “sistema de trabajos”. Gracias a este sistema, cada personaje podía ser en cualquier momento mago, guerrero, paladín, ninja, samurai,... y así hasta más de veinte profesiones. El hecho de hacer un trabajo determinado, implicaba que aumentara la afinidad de ese personaje con dicho oficio,lo que permitía desbloquear nuevas características, ataques o magias. Esto hacía que pudieses moldear tu personaje casi a tu antojo, haciendo que una batalla imposible se convirtiera en algo sencillo si entrenabas de nuevo a tus personajes.

Aún así, este juego fue considerado uno de los más difíciles de la saga junto con la cuarta entrega (aunque para mí el cinco es todavía más difícil), y tiene el curioso honor de poseer el malo final más complejo de derrotar de toda la serie. Además, también tuvo otro añadido que sería incluido en el resto de versiones que aparecerían en un futuro, y es el de la inclusión de monstruos poderosos pero que no es necesario derrotar para poder terminar el juego (las armas, omegas, etc, de los juegos posteriores).

Un gran juego, digno de la saga, pero que debido a su trama ligeramente más corta a su predecesora, no fue tan valorada como ésta.

Jornada Temática (Parte I): BUSCANDO UNA NUEVA FANTASÍA

Muchas veces he intentado escribir este artículo. Doy fe de ello. En numerosas ocasiones me he sentado en la silla delante del ordenador, he abierto un documento de word y, con aire decidido, me he dispuesto a llenar páginas en blanco vertiendo las innumerables experiencias vividas tras sumergirme en tan complejos y maravillosos mundos. En algunos de esos momentos, incluso, he llegado a escribir algo. Tenues gotas de amor derramadas en forma de frases, engarzadas con las palabras más sentidas que habitan en mi interior pero que, a la postre, no terminaban de satisfacerme. Al poco tiempo pensaba: “Joder, no es suficiente. No es suficiente ni de coña”. Y así, vencido y despojado de toda ilusión, agachaba la cabeza compungido y separaba mis temblorosas manos del teclado, sintiendo la impotencia suma que me embargaba. Había fallado estrepitosamente.

Sin embargo, esta vez va a ser la verdadera. Siempre he deseado hablar de la saga más prolífica de la era moderna de los videojuegos y, lo que es más importante, mi saga de videojuegos preferida. Una serie que me ha acompañado desde que, hará 11 años –Diciembre de 1997-, me comprara un juego desconocido y extraño que recibía el nombre de “Final Fantasy VII”. Un juego que adquirí sin saber exactamente qué era lo que me llevaba a casa; simplemente buscando un mero sustituto, un divertimento pasajero que llenase mi enorme apetito tras el vacío que me había dejado el fin de la Época Dorada de las Aventuras Gráficas. Cabe decir que fue eso y mucho más, sin duda.

A continuación os atormentaré con mis (no tan) breves opiniones acerca de los juegos que conforman dicha serie. Quizás no os interese en demasía, pero siempre se aprende algo con estas cosas y, qué leches, puede que os entre el gusanillo y le deis una oportunidad a alguno de los juegos. No hace falta que os lo leáis del tirón –si es que llegáis a leerlo-, pues sé con certeza que no compartís con tanto ímpetu el interés que yo tengo por tan gloriosa serie. Dividiré el macro-artículo por entradas, ya que es algo extenso y lo veo algo bestia el colocarlo todo en una sola actualización.

Pues nada, acomódense señores. El espectáculo está apunto de comenzar.



Final Fantasy I: La primera última fantasía.


Fue el principio de todo, y como en cualquier otro principio, siempre hay un motivo. Corría el 1986 y SQUARE, la empresa creadora del juego, se encontraba en números rojos y estaba al borde de la quiebra. Sólo tenían una oportunidad, la última esperanza de conseguir levantar el vuelo de nuevo y así poder continuar en un mundo tan exigente y cruel como es el de los videojuegos. Así pues, se lo jugaron todo a una última carta: decidieron sacar en 1987 un juego innovador y revolucionario, que les llevaría al éxito o a la derrota absoluta. Le pusieron de nombre Final Fantasy. Un nombre, sin duda, totalmente acorde a la situación en la que se encontraban.

Por suerte para ellos, sin embargo, el juego fue un rotundo éxito. La empresa pudo continuar en el mundo de los videojuegos, haciendo de Final Fantasy el buque insignia de la compañía y permitiendo que pasara de ser una empresa modesta en la época a convertirse en unas de las más importantes del panorama actual.

Por otra parte, el juego en sí era verdaderamente revolucionario. Se convirtió en un juego pionero, marcando época y fundando el que, más adelante, se llamaría género de los RPG’s. Crearía un formato que se copiaría continuamente años después –y no sólo por las secuelas del propio juego-. Su principal distintivo fue el de los llamados “combates por turnos”, un sistema de batalla basado principalmente en el uso de comandos y dando más importancia a la estrategia, en detrimento de la acción y habilidad más habitual en otros juegos como el Zelda –los llamados Action RPG’s-.

Pero no sólo triunfó por las comentadas innovaciones. Una historia atractiva –aunque mucho menos compleja que en juegos posteriores- y una música pegadiza –la NES no daba para mucho, de ahí el mérito-, también ayudaron al triunfo final de dicho juego.

Al final, los chicos de SQUARE se dieron cuenta de lo que habían creado. Con este juego, supieron que se habían labrado un futuro dorado y lleno de éxitos. No sólo crearon un juego que les salvaría de la quema. También crearon un estilo nuevo, renovando el género de los juegos de rol. Sabían que el repetir esta fórmula les permitiría avanzar y avanzar hasta llegar a lo más alto del mundo videojueguil. Lo tenían todo para triunfar. Y, desde luego, no se equivocaron.




Final Fantasy II y III: Preludio de las verdaderas odiseas.


Las dos siguientes entregas de la saga sirvieron para afianzar el éxito de la empresa, siendo igualmente rotundos éxitos, pero sin apenas evolucionar con respecto al primer juego de la saga. Sirvieron simplemente para afianzar la saga y darle un mayor reconocimiento en el país nipón –ninguno de los dos juegos saldría fuera Japón-. En mi opinión, las dos peores entregas de la saga, principalmente por ser peores que sus sucesoras y por no tener el factor de originalidad e innovación que poseía el primero de todos. Sin embargo, cumplieron su cometido, y es que hicieron de enlace entre el inicio de la saga y el comienzo de la época dorada de la serie, donde verdaderamente se vería la calidad que albergaría esta saga, así como el motivo por el cuál es realmente tan valorada.

miércoles, 2 de abril de 2008

Palabras desde el Lejano Oeste

He aquí una nueva actualización forasteros. Pero, en este caso, el texto no saldrá de mi puño y letra -bueno, de mis dedos y teclado-. Este texto ha sido realizado por un hombre de los de verdad. De los que no se inmutan ante el peligro. De esos que donde ponen el ojo ponen la bala. Sería capaz de vender a su abuela por un whisky, e incluso los matojos rodantes que pululan por aquella tierra ignota huyen despavoridos cuando lo ven pasar ante ellos. Y no sigo porque no se me ocurren más tópicos relacionados con el Spaghetti Western, que sino los pondría también.

Mi amigo Clint Eastwood me ha dedicado un soneto muy bonito, aunque también es cierto que tiene alguna pulla que otra. No esperaba menos, pues si bien Clint normalmente es el bueno, a veces también puede ser algo malote. Respecto a lo de ser feo, prefiero no pronunciarme. Ahí va:


Al autor desconocido

-Sonetillo-


Con mil nombres fraudulentos
te bautizan estos lares,
anillos por calamares,
señor de dedos suculentos.



Bastión si en estos aposentos
hay cactus de los siete mares,
ducho el que bate zares
con kames rápidos y lentos.


No me engañes, escondido,
escribiendo frases raras
¿O tu musa se ha dormido?;


Moñipedia que enmascaras
al autor desconocido,
¡Sal y pon las cosas claras!

jueves, 13 de marzo de 2008

Se ve la luz al final del túnel... por fin



“En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.” Khalil Gibran.

Falta menos de una semana para uno de los eventos más importantes del año. Una fecha en la cual rompemos con la tediosa monotonía y nos libramos de las cadenas que nos mantienen sujetos al eterno fluir del tiempo. Por fin nos vemos capaces de dar la espalda al mundo, de huir con la cabeza bien alta de todas las responsabilidades que nos mantienen subyugados a la rutina diaria. Son cinco días únicamente; una pequeña fracción de nuestra larga existencia, pero en realidad vale una vida entera.

No es que se vayan a vivir experiencias únicas, pues no buscamos ser revolucionarios; ni siquiera haremos cosas realmente especiales, pero no importa, porque vamos a hacer lo que realmente nos gusta. Lo que deseamos. Y lo mejor de todo, con la gente que nos gusta. Usando esa frase tan manida y utilizada, quizás no están todos los que son, pero son todos los que están. Eso es más que suficiente.

Quería actualizar mi blog con esta entrada, porque tras estos tres meses llenos de anhelos que se entremezclan con el día a día, de sueños en plena vigilia, por fin todo lo deseado se va a convertir en realidad. Cada segundo que pasa es celebrado con más alegría que el anterior, y sé que cada letra que escribo en esta reflexión, cual miga de pan para un Hansel ávido de sueños, me va guiando hacia el final de la senda que tanto ansío alcanzar.

Pues eso, que ya queda menos, por si algún despistado no lo sabía. Aunque si este es vuestro caso, probablemente sea porque no participaréis en esta aventura, y por ello os compadezco. Y a los que deseaban compartir este maravilloso viaje con nosotros y no ha podido, decirle que lo siento verdaderamente por él, pero que no se entristezca, ya tendrá otra ocasión. En lo concerniente al resto, supongo que van a compartir este sueño conmigo, por lo que no tengo nada que decirles. En este caso las palabras están demás.

Damas y Caballeros (en el caso de que hayáis sacado un 3), nos vemos en poco tiempo.

jueves, 7 de febrero de 2008

Los Monty Python. Un pequeño homenaje

Llevo mucho tiempo sin actualizar, pero voy a intentar resarcirme con esta nueva entrada. Además, he de dar una buena noticia para los más vagos, y es que en esta actualización primarán los videos en detrimento de mis ladrillos particulares. En concreto, me he permitido hacer una breve recopilación de algunos de los sketches más interesantes de este grupo británico que tanto ha hecho por el humor absurdo e inteligente. Hay algunos en inglés, pero no os preocupéis, que he buscado que tengan subtítulos para que así todo el mundo los pueda disfrutar.Va por ellos, y va por ustedes.

The Ministry of Silly Walks



El chiste más gracioso del mundo




Miguel Ángel




El Caballero Negro




El conejo asesino



Quiero ser una mujer




Lapidación






¡Cada esperma es sagrado!