jueves, 26 de junio de 2008

El mejor video de la historia de internet

Lo acabo de ver hace unas horas. Hacía tiempo que no me reía tanto con algo semejante. Sin embargo, para poder captar toda la awesomidad de dicho video, habría que cumplir dos requisitos. El primero -recomendable pero no esencial- sería tener alguna noción de inglés para enterarse de parte de lo que dicen. Y segundo y mucho más importante, conocer a los flamantes protagonistas del video -cualquiera con un mínimo de visitas al youtube habrá conocido a gran parte de ellos-. De todas formas, os mostraré unos cuantos videos para poneros en antecedentes.


Laughing baby




Chris Crocker




Tay Zonday




Tron Guy




Bueno. Yo creo que como muestra está bien. Os he puesto el video de cuatro freaks de diferente calaña, cuyo mayor logro en la vida ha sido triunfar en el youtube haciendo gilipolleces. Ahora veremos el video en cuestión, donde aparecen todos estos energúmenos y otros tantos más. Tranquilos, a más de uno lo conoceréis. De hecho, he puesto el video de los cuatro que YO más desconocía. Y algún clásico que otro, sin duda.

Sin más, os dejo el dichoso vídeo, que no es más que un "homenaje" de los creadores de South Park a estos seres que tantos EquisDe ha provocado entre los navegantes.

Nota: Si al principio del vídeo sale algo que no se asemeja al dibujo de South Park, dejadlo unos 30 segundos o así, que lo más probable es que sea publicidad. A continuación vendrá el vídeo automáticamente.

domingo, 1 de junio de 2008

Jornada Temática (Parte III): BUSCANDO UNA NUEVA FANTASÍA

Final Fantasy VI: La historia que llegó a cambiar el mundo.

Y por fin llegamos al momento crítico, a los juegos que han dado verdadero significado al término “Final Fantasy”. Aquellos que han revolucionado totalmente el mundo de los RPG’s, convirtiéndolo por fin en un género mayoritario fuera de Japón y permitiendo a SQUARE triunfar más allá de las fronteras niponas. La sexta y, sobretodo, séptima entrega rompieron todos los esquemas habidos y por haber, entrando en el top de los mejores juegos de la historia y siendo alabados y adorados por millones de jugadores en todos los rincones del mundo.

Nada más comenzar este juego, uno se da cuenta de un par de cosas: primero, que promete tener una de las mejores Bandas Sonoras oídas jamás en un videojuego. Y no es para nada exagerado. Pese al sonido de baja calidad de la SNES, se pueden escuchar unas melodías preciosas y muy cuidadas, desde el tema principal del juego –Tina’s Theme, para muchos una de las mejores canciones aparecida en una OST de videojuegos- hasta otras como el tema de la ópera –Aria di Mezzo Carattere-, escena legendaria entre los fans, en la cual incluso se intentan simular las voces de los cantantes de ópera a golpe de sintetizador –muy innovador en su momento-. Escuché la canción y ví la escena en 2001 por primera vez y me dejó anonadado. No quiero ni pensar lo que sería verlo en la época en que salió el juego, allá por 1994.

Pero el verdadero logro de la BSO es que llega a tener un papel vital en la trama durante el transcurso del juego. Si bien los gráficos son bastante decentes para la consola de 16 bits, aún no son suficientes como para permitirnos captar los sentimientos o estados de ánimo de los personajes, por lo que se intentó paliar estas carencias mediante las melodías. Y funcionó estupendamente. Se realizaron canciones específicas para cada personaje, adecuadas a su carácter, haciendo además variaciones dependiendo de la situación en la que se estuviera en dicho instante. Hasta la llegada de los Final Fantasy, la banda sonora de un videojuego servía como simple acompañamiento, como un parche cuya única finalidad era la de llenar el silencio que siempre nos acompañaba durante la partida. Sin embargo, con la llegada de Nobuo Uematsu –compositor de la saga-, el papel de la música en los videojuegos alcanzó unas cotas de importancia como nunca antes se había conocido.

También nos damos cuenta de otra cosa al principio del juego: la ambientación es diferente. En contraposición a la ambientación fantástico-medieval de los anteriores juegos, en este caso en la pantalla se ve reflejada una especie de “Revolución Industrial”, semejante a la ocurrida en el siglo XIX.

El guión es sencillamente impecable. Pese a que la trama de la cuarta entrega era ya de por sí soberbia, el guión que nos depara el capítulo sexto de la serie deja en paños menores a sus antecesoras. Argumento envolvente y adulto, plagado de escenas memorables –no sólo la de la ópera, hay muchas más-, y que no dejará insatisfecho a nadie. Una verdadera delicia que sólo será superada por la siguiente entrega de la serie, y que no volverá a ser alcanzada –en mi opinión-, por ningún otro capítulo.

Comienza la historia hablando sobre la Guerra de los Magi, ocurrida 1000 años antes, que enfrentó a Humanos y Espers –humanos transformados en otra especie debido a la magia-, y que acabó por la separación definitiva de ambas razas. La marcha de los Espers hizo que la magia desapareciera del mundo de los humanos, lo que provocaría que estos comenzaran una evolución tecnológica que duraría hasta la época actual. Sin embargo, la mayor parte de este poder tecnológico pertenece al Imperio, gobernado por el tirano Emperador Gestahl. Pese a ello Gestahl no se conformaría sólo con el monopolio tecnológico, y pronto descubriría que existe una joven relacionada de alguna manera con los legendarios Espers, y a través de ella tiene la intención de hacerse con el misterioso poder que ostentan dichos seres. Esta joven llamada Terra será la protagonista del juego –otra novedad, ya que será el único Final Fantasy cuyo principal protagonista sea femenino- y a través de ella conoceremos muchos otros personajes, descubriremos los entresijos de la enrevesada trama y disfrutaremos recorriendo el grandísimo mundo que se nos depara este juego.

Hay que reincidir en el tema de los personajes, pues este juego posee la gama más amplia de personajes manejables de todos los juegos de la saga –contando con algún personaje que se maneja durante un corto espacio de tiempo-. Además, mientras que en el Final Fantasy anterior cada personaje podía tener la profesión que tú eligieras, en este caso cada personaje viene predefinido por una sola y posee unas técnicas y magias particulares. Esto es algo que ya ocurrió en el capítulo cuarto de la serie. Profundizando más en el tema, hay que decir que pese a la ingente cantidad de personajes, no por ello están menos trabajados y cuidados que en versiones anteriores. Para nada. De hecho, es loable el nivel de definición de estos, mostrando la enorme capacidad de los guionistas para crear personajes creíbles, profundos y complejos.

Sobre el “malo” final no hay mucho que decir. Kefka es un subalterno del Emperador Gestahl y, para resumir, diremos que está totalmente loco. De hecho, no recuerdo un enemigo más odioso que este. Pueril, cobarde, rastrero y vil son términos que lo definen perfectamente, haciendo de él un bufón trastornado con ambiciones de poder inmensas y que no se frenará ante nada, realizando lo que esté en sus manos para cumplir con sus objetivos por inmoral que esto sea –y se comprueba con creces durante el juego-. Comparándolo con Sephiroth, el otro personaje malvado por excelencia de los Final Fantasy –del FF7 concretamente-, el resultado no podría ser más dispar. Mientras que Sephiroth es carismático, poderoso y admirado por todos, Kefka es odioso, cobarde y despreciado por la gente. Aun así, está a la altura de las expectativas y el hecho de poder derrotarlo es un acicate enorme para seguir con la aventura y no dejarlo hasta que se haya finalizado el juego.

Concluyendo, el Final Fantasy VI es un auténtico juegazo. Enorme, intenso y entrañable como pocos. Valorado como el mejor juego de la historia de la SNES para muchas revistas especializadas, junto con el no menos genial Chrono Trigger. Para bastantes fans, es el mejor juego de la saga. Y lo comprendo perfectamente, porque aunque para mí se halla en un honroso segundo puesto –el primero es el 7-, he de decir que entiendo porqué la gente escoge a esta como su fantasía predilecta. Sincerándome conmigo mismo, es probable que si yo mismo hubiese descubierto la saga a través de esta entrega, hubiesen cambiado mucho las tornas. Pero el caso es que todo ocurrió así, y este hecho no se puede cambiar. El Final Fantasy VI es una auténtica maravilla, de una belleza prístina, genuina, y que probablemente se encontraría en la cumbre de la serie a nivel de calidad si no fuera porque, tres años después, saldría otro capítulo de la saga que haría temblar los cimientos del mundo de los videojuegos con su mera aparición.